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21 Jan

DIARIO DE OTRA REALIDAD - Jugando al escondite a oscuras - Parte 25

Publicado por Sergito  - Etiquetas:  #Historia: "Diario de otra realidad"

JUGANDO AL ESCONDITE A OSCURAS

Parte 25

 

     Llamé a Judith cinco veces, pero no me cogió ninguna de las llamadas. En cada intento, mis nervios penetraban con más agresividad dentro de mi cuerpo, dejándome sin control sobre mis reacciones. Mis manos estaban cada vez más sudorosas y no paraban de temblequear. Las paranoias volvieron a mi cabeza y ya no sabía de quien me podía fiar. Estaba solo.

      Muy solo.

      Si no hacía nada, como Judith me dijo, corría el riesgo de que a la mañana siguiente la policía se presentara en mi casa para detenerme por la muerte de Paula. La persona responsable lograría escabullirse y yo habría perdido como un idiota.

      Se acabó, que sea el destino quien decida.

      Abrí el cajón de la mesita del dormitorio, y cogí el sobre con el dinero que Paula me había dado. Conté el dinero antes que nada. Miré por la mirilla de la puerta. Estaba todo oscuro. Tenía miedo por si había alguien esperando al otro lado, escondido en la oscuridad.

      Abrí la puerta sin hacer ruido.

      Tomé las escaleras en lugar del ascensor, ya que no quería hacer ninguna clase de movimiento que pudiese ser escuchado. Bajé despacio, escalón tras escalón. Mis ojos se fueron adaptando a la oscuridad. El alba de la luna se colaba pobremente por cada ventana que había en el descansillo de cada planta. Haciendo recrear extrañas figuras sombrías por las paredes. Me estaba entrado más miedo. Cualquiera de esas sombras podría ser una silueta viva de alguien que me esperaba. Escuché pasos que me sobre saltaron, pero se volvía continuos y poco discretos, lo cual me tranquilizó porque deducía que serían de algún vecino que estaría andando en su casa. El silencio era tan extremo, que cualquier sonido podría hacerme saltar.

      Por fin llegué a la puerta de entrada y la luz de las farolas de la calle mejoró un poco la iluminación de la entrada del edificio. Abrí mi buzón, vacié el interior de toda propaganda basura y coloqué el sobre dentro. Pensativo, me quedé mirándolo un rato. Aún podía volverme atrás.

      No. Sigue adelante.

      Regresé al piso conteniendo a toda costa el impulso de subir como loco por entrar lo antes posible en casa. En cuanto llegué, dejé la llave del buzón bajo el felpudo de la puerta de entrada, y entré cerrando sin hacer el más mínimo ruido.

      Contesté al correo, para hacerle saber que el dinero ya estaba donde me dijo. El miedo aumentó, en cualquier momento la persona responsable de toda esta locura estaría justo en frente de mi puerta. Podía tener la oportunidad de descubrirlo si me armaba de valor. Pero no era capaz de hacerlo.

      Me encendí un cigarrillo.

      Apagué el portátil, y el iPhone. Necesitaba silencio absoluto para descubrir en qué momento estaría la persona detrás de mi puerta. Si tenía la mala suerte de que el iPhone sonase en el momento preciso, no me imagino lo que podría pasar.

      Me senté en el suelo contra la pared, esperando a escuchar cualquier siseo al otro lado de la puerta que pudiese darme una señal. Pero las horas pasaban y yo no notaba nada. La persona responsable o no había dado señales o era bastante sigilosa. El miedo se me fue de la desesperación de tanto esperar.

      De pronto lo escuché. Un sonido lento de arrastre me paralizó de golpe la respiración. Noté como algo se deslizaba por el suelo. Una mano estaría buscando la llave. Me levanté sin hacer ruido y miré por la mirilla. Estaba todo oscuro, era imposible percibir una silueta en medio de la oscuridad del pasillo. Entonces noté como bajaba los escalones. Estaba empleando el mismo método que yo para no ser descubierto y que nadie pudiese sospechar que había alguien a esas horas de la noche merodeando por el edificio. Podría salir en cualquier momento y sorprenderlo, pero no poseía los medios para calcularlo porque tenía que dejarme intuir por los ruidos en la oscuridad, y porque en el momento que abriese la puerta llamaría su atención y podría escapar.

      Los pasos se perdieron y ya no pude escucharlos. Supuse que habría bajado ya un par de plantas al menos. Tenía que actuar y rápido. Volví a mi habitación, y en lo más profundo del armario saqué mi discreto electrocutador que siempre llevo conmigo cuando me hospedo solo en otro sitio. Tenía que sorprenderlo como fuese y dejarlo inmunizado antes que fuese tarde.

      Salí al pasillo y lo esperé unos escalones más arriba para esperarlo y atacarle por la espalda en cuanto volviera a dejar la llave en el felpudo. Era la única manera que tenía de llevarle ventaja. Esperé. Mi respiración era muy profunda, no podía controlarla y tenía que aguantarla el mayor tiempo posible conteniendo la respiración para que no se notara. Pero el corazón también me latía a mil.

      Los pasos volvían a escucharse, ya estaba subiendo.

      Estaba subiendo...

      Quité el seguro que bloqueaba el botón de disparo y esperé a verlo entre las sombras.

      De pronto los pasos se detuvieron. Me extrañé, pero más todavía cuando vi que el ascensor se puso en marcha. Me asomé a la puerta del ascensor, y pude ver la tenue luz del ascensor subiendo frente a mis narices.

-          “Pero ¿qué demonios?…” – Pensé. ¿Qué se suponía que estaba haciendo? ¿Qué se suponía que tenía que hacer?

      No pude hacer nada. Un fuerte impacto sobre mi cabeza me sorprendió a mis espaldas. Exclamé de dolor, pero no fue lo suficientemente fuerte para dejarme inconsciente. Me di la vuelta a ciegas para poder atacar, no pude apreciarle la cara aunque mis ojos ya se hubiesen adaptado a la oscuridad, la llevaba cubierta con un pasamontañas. Traté de reaccionar pero ver su rostro cubierto me descentró porque esperaba en ese momento saber de quién se trataba. Volví a recibir otro golpe en el estómago que me dejó de rodillas en el suelo. El electrocutador se me fue de las manos y calló a unos metros de distancia. Se percató de que llevaba algo para usarlo en defensa e hizo el amago de cogerlo para emplearlo contra mí. Le agarré de la cintura y dejé caer todo mi peso para hacerlo caer contra el suelo. Logré desequilibrarlo y calló de costado. Se enzarzó contra mí para dejarme fuera de combate. Detuve de milagro todos sus intentos de golpes y en cuanto pude le inmovilicé los brazos para que no me pudiera seguir atacando. Entonces tras el esfuerzo inútil, trató de tantear el electrocutador para volver al ataque, no me di cuenta de eso y tenía que haberlo evitado que fuera en su búsqueda. La mala suerte me acompañaba, y volvió a encarárseme encima, esta vez, si lo tenía en su poder, lo sabía, y me puse de pié antes de que se diera cuenta de donde estaba el botón para activarlo y dejarme en el sitio. Se abalanzó contra mí de nuevo, y me estrelló contra la pared. No podía atacarle porque corría el riesgo de que si fallaba, tomara la iniciativa y ya me diera con el electrocutador, solo tenía que rozarme a la vez que mantenía pulsado el botón y ya no viviría para contarlo durante unas horas. Esperé el ataque y le capturé el brazo que portaba el arma. Me atacó con el brazo libre pero también logré interceptarlo y dejárselo casi inmovilizado. Ahora era una pelea de resistencia por ver quién aguantaba más. El electrocutador poco a poco lo iba notando más cerca. Sentía sus puntas metálicas a solo unos palmos de mi cara. Traté de aguantar todo lo que pude, pero cada vez lo notaba más cerca. Tenía que aguantar como fuese, pero su fuerza era superior a la mía. En cualquier momento ganaría, la desesperación era el único punto de resistencia que me quedaba.

      De pronto, las luces de la planta se encendieron, al tiempo que escuché un grito:

-          ¡Alto! ¡Policía! – La voz de Judith era irreconocible, mostrando enfado y respeto para intimar al agresor en su intento de atacarme.

      Respiré tranquilo en cuanto vi a Judith en los últimos peldaños antes de llegar a la planta donde estábamos enzarzados, portando su pistola en posición de ataque a solo unos metros de la espalda del agresor. Éste se giró, y al verla, pensé que se rendiría, pero no, bajé la guardia y caí al suelo inconsciente del calambrazo que recibí y que me recorrió todo el cuerpo. No pude ver qué pasó después.



25 - escondite a oscuras
Ahora todo depende de que el sistema del ojo no falle y no se cierre para siempre...


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Y
<br /> nemooooooooooooooooo!!! que linisimoooooooooooooooooooooo!! como se hace esto¿¿¿??? quiero hacer uno, ta chevere que lindooooooooo<br /> <br /> <br />
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S
<br /> Torita!! muuuuuuuuu jajaja para crearte un blog tienes que darle al último módulo que aparece en mi página principal y ke pone "crear un blog en overblog" o directamente pulsa sobre este<br /> link: <br /> <br /> http://es.over-blog.com/inscription-blog-0.html<br /> <br /> <br />
V
<br /> Pues curiosamente tengo uno k no se como ha aparecido xD<br /> <br /> <br />
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S
<br /> Seguro ke es obra de algún gusano... xDDDD<br /> <br /> <br />
V
<br /> xq yo lo vivo mas ke el y todo xD<br /> <br /> <br />
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S
<br /> joder xD Eso ta bien, espero ke no te hayan kedado moratones xD<br /> <br /> <br />
V
<br /> Fua he sufrido mas que Sergio, ha sido un gran capitulo este, esta que arde la historia! que poquito queda para saber quien es el malo!! :P<br /> <br /> <br />
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S
<br /> Ke has sufrido más ke Sergio? eso como se come? xD<br /> <br /> <br />

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Entrar en mi Blog, es como encontrar cada noche y en el mismo rincón de un callejón sin salida, un baúl lleno de historias y pensamientos de un desconocido. Si lo abres con frecuencia, llegarás a conocerlo a través de sus palabras.