Overblog
Edit post Seguir este blog Administration + Create my blog
29 Sep

DIARIO DE OTRA REALIDAD - Cita súbita - Parte 10

Publicado por Sergito  - Etiquetas:  #Historia: "Diario de otra realidad"

CITA SÚBITA

Parte 10

 

Empezó a llover justo cuando oscureció. Afortunadamente, salí con tiempo suficiente a la papelería para que me imprimieran algunos capítulos de mis historias eróticas desde mi memoria USB y así que Paula se las pudiese llevar a casa y leerlas cuando quisiera. Estaba algo nervioso, hacía tiempo que una mujer no leía mis relatos eróticos. Todo eso fue más en la adolescencia y daba igual el concepto que pudiese transmitir a la gente. Porque ya me conocían y sabían cómo era mi forma de ser. En este caso era distinto. Paula no me conoce de nada. Y abrirle parte de mi tiempo libre en forma de novelas eróticas no sabía si era un riesgo prematuro para que me tomara como una persona seria o de pensamientos obscenos. La primera impresión es la que más peso tiene.

No obstante, mirar por la ventana plagada de gotas, me mantenía relajado y sin preocuparme apenas por ello. La calle estaba completamente mojada, tan brillante como un espejo sin reflejo. La lluvia era ligera pero constante. Y no tenía intención de parar hasta saber cuándo. Las farolas se fueron encendiendo  una a una. Las aceras cobraron un aspecto íntimo y poco transitable con la tenue luz que proyectaban las farolas. Y el asfalto de la calle se había convertido en un río negro como el petróleo por el que solo navegaban un par de coches a cada minuto. Miré a Sergito que estaba a mis espaldas:

-          ¿Sabes por qué me gusta la lluvia? Porque es cuando las parejas se abrazan más fuerte que nunca bajo un mismo paraguas mientras pasean por la calle.

Sergito no dijo nada y ni se movió. No esperaba menos.

-          ¿Y sabes por qué no me gusta la lluvia? – Retomé tras ver una pareja de novios pasear por la acera de en frente resguardados bajo un paraguas. – Porque llueve y sigo sin saber si volveré a tener la oportunidad de abrazar en esas circunstancias.

Empleé mi estado melancólico para aprovechar la inspiración y así avanzar con la historia mientras esperaba la hora de cenar. Pasó una hora desde que comencé a teclear en el portátil cuando llamaron al timbre de la puerta.

Paula portaba una botella de vino tinto bajo el brazo junto a su bolso. Llevaba una blusa de raso color marrón con un generoso escote en “v” y cierre cruzado con un lazo, y unos pantalones de vestir blancos ajustados haciendo un poco de campana. Sin mencionar el sencillo pero favorecedor maquillaje. Se había arreglado más de lo debido para venir al fin y al cabo solo a pedirme un puñado de folios:

-          ¡Hola! No has cenado ¿verdad? – Mostrándome la botella vino.

-          Hola… caramba qué guapa vas. ¿Tienes una cita? – Pregunté nada más verla.

-          Si me invitas a pasar, si. – Sonrió.

-          Vaya, encantando, pero es que no tengo nada preparado para cenar en condiciones. – Me acordé de las latas.

-          No pasa nada, podemos salir a cenar, si te parece. Hay un restaurante muy bonito y tranquilo a dos manzanas de aquí. Yo te invito.

-          Pero, ¿Y tu marido? No creo que esto esté bien así.

-          Mi marido se fue esta tarde de viaje y no vuelve hasta mañana.

-          Pero... – Respondí indeciso.

-          Por favor, no quiero quedarme sola en casa. – Sentenció con gesto serio de súplica.

La hice pasar y la invité a sentarse en el sofá, al lado de Sergito. Quien también resultaba invisible a ojos de Paula.

-          Voy a darme una ducha rápida y me cambio de ropa. Tenías que haber avisado, me sabe mal hacerte esperar. Ponte la televisión mientras tanto.

-          ¿Podría leer alguna de tus historias si no es mucha molestia? – Suplicó.

-          Claro. – Respondí algo perplejo.

Fui a la habitación, cogí una historia que constaba de 60 folios por una cara, con un buen equilibrio entre argumento y escenas de sexo. Con eso sería suficiente para que se entretuviera leyendo hasta que terminara de arreglarme.

-          Toma, empieza por esta. Tiene ya nueve años, es de las primeras que escribí. Si te gusta puedes llevártela y continuarla en casa. – Dije temblando de los nervios sin querer entrar en el argumento de la historia.

-          Gracias Sergio.

Tras salir de la ducha. Me coloqué una toalla alrededor de la cintura, salí del baño y pasé a la habitación. Asomándome antes de refilón al salón para ver qué actitud mostraba Paula con la lectura. Se la veía completamente absorta en la historia. Me puse una camisa negra de manga corta por fuera de unos pantalones vaqueros. En estas ocasiones inesperadas es cuando más valoro llevar el pelo rapado, por el tiempo que ahorras engominándote y peinándote.

Finalmente, cogí la cartera, el iPhone y las llaves de casa mientras avisaba a Paula que ya estaba preparado:

-          ¿Puedo ir antes al baño por favor? – Preguntó como si fuese su última voluntad.

-          Claro… es la segunda puerta de la derecha. – Dije desconcertado.

Se levantó del sofá y como una flecha salió lanzada hacia el baño. Yo preferí no hacer ningún comentario. Aproveché mientras y miré por qué página se había quedado. Llevaba quince páginas leídas. Y en la que se encontraba estaba en una escena plena de sexo bastante intensa. Era la tercera escena en lo que llevaba leído. No me extrañaría que hubiese ido al baño para asearse “las emociones”. O puede que incluso a terminar lo que la historia había empezado por ella. Quién sabe. Mientras tanto, fui a guardar la botella de vino tinto que había traído, un Rioja bastante aceptable para quedar bien sin dejarse mucho dinero. Me asomé de nuevo a la ventana del salón. Todavía seguía lloviendo. Así que fui a buscar el paraguas a la habitación.

 Al salir de la habitación, coincidí con Paula saliendo también del baño, ambas puertas están frente a frente, por lo que el susto de lo inesperado nos pilló por sorpresa a los dos. Paula llevaba las mejillas muy coloradas y hasta notaba el calor que emanaban en el corto espacio que nos separaba. Mostraba una expresión de alivio, relajada a la vez que exhausta. No quise pensar en lo que no quería, pero se le escapó una sonrisa ruborizada mientras bajaba la mirada que me dejó claro lo que había estado haciendo en el baño. Otra opinión en la que sobran las palabras.

                Abrí el paraguas a la vez que salía por el portón de entrada. Paula salió después de mí y se me aferró corriendo enseguida, rodeándome del brazo que tenía libre como si de un peluche me tratara. Dejó caer con delicadeza su cara sobre mi hombro. Me entró una sensación extraña que me electrizó suavemente de la cabeza a los pies. El aire que respiraba me producía una molestia placentera dentro de mi cuerpo. Como un ardor que hacía amago de asfixiarme a pesar de la lluvia. Una sensación que ya me había olvidado de cómo se podía describir, y que solo se manifiesta por motivos de una mujer. Y no es amor, es felicidad.

-          ¿Qué te está pareciendo la historia? – Le pregunté.

-          Me encanta como escribes. – Respondió satisfecha.


La lluvia lava tus ojos exhaustos por la desesperanza...



Comentar este post
L
<br /> como quedara esto?<br />
Responder
V
<br /> Ke interesante... ke pasara?? uuuh... xD<br /> <br /> <br />
Responder
S
<br /> Estoy en ello ahora mismo xD<br /> <br /> <br />
E
<br /> oooooooooohh k monoooooooooooooooooos jajajaja<br /> <br /> <br />
Responder
S
<br /> <br />  xDDDDDDD<br /> <br /> <br /> <br />

Acerca del blog

Entrar en mi Blog, es como encontrar cada noche y en el mismo rincón de un callejón sin salida, un baúl lleno de historias y pensamientos de un desconocido. Si lo abres con frecuencia, llegarás a conocerlo a través de sus palabras.